TEXTO Y FOTOS: Sergio Cervilla
Kingfish del Caribe |
Una vez más se trata del viaje de verano, pero sólo cargábamos con
el billete, la mochila y un coche de alquiler que nos esperaba en el
aeropuerto. Reservamos la primera noche en un hotel de la capital con un
objetivo claro… visitar los lugares señalados en nuestra ruta y pescar en sus
aguas.
Antes de marchar, nos informamos con la ayuda de algunos amigos,
que ya habían visitado el país. De esa manera podríamos combinar la diversión
de la pesca y el turismo con las chicas.
Un tubo, cuatro cañas, tres carretes y unos cuantos señuelos nos
valdrían para afrontar la aventurilla en tierras Costarricenses.
Los equipos que decidimos llevar fueron:
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Shimano
BeastMaster 2,70 mts 60/120 gr
Shimano
Biomaster 5000 Sw, con trenzado de 30lbs .
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Gunky 2,70 mts
14/56gr
Shimano
Biomaster 5000 Sw, con trenzado de 20lbs .
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Shimano Ultegra 7,1 pies 10/30 gr
Para pescar en manglares, con pequeños
señuelos de superficie, vinilos o jerkbaits…
Shimano Stradic
Ci4+ 3000 con 10lbs de trenzado.
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Temple Reef Stealth 74MH hasta 80gr
Shimano Stella
6000 FA con un 65lbs de trenzado.
Bajos de fluorocarbono desde 0,90 mm hasta
0,33 mm de grosor.
Y como no las golosinas de los peces…
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4 Espetrones
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4 Belones
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2 Splasher 120
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1 Splasher 162
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2 Dumbell 150
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1 Roosta Popper
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3 Daiwa SP minnow 150
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2 Duo tidde minnow 200
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1 Harcord duel 210
Algún que otro Jerkbait, minnows entre
100mm hasta 210mm, paseantes pequeños y unos cuantos Black Minnows.
Accesorios como el boga grip, indispensable para peces dentados, alicates abre
anillas, anillas abiertas y cerradas Owner
de 50lbs, 90lbs y algunas grapas…
Como apunte, os
diré, que la mayoría de compañías aéreas, cobras alrededor de los 100 euros, por
trayecto para llevar el tubo.
Por fin, después de la paliza que os he dado
con el material y trece horas de vuelo, haciendo escala en Madrid, Aterrizamos
en Costa Rica, donde íbamos a pasar la noche alojados en el Hotel Radisson.
A la mañana siguiente, después de un buen
almuerzo típico, fruticas, huevos revueltos con hongos frescos y café, partiríamos rumbo hacia Puerto Viejo
en el Mar Caribe. Allí pasaríamos los siguientes tres días para hacer turismo en
esa zona del país.
Visitaríamos el parque de Cahuita, y para más
tarde subir hasta Tortuguero, y como no… ¡Dónde empezaríamos a pescar!
¿Cuál fue nuestra sorpresa al llegar al
Caribe? Ni aguas calmadas y cristalinas, ni peces…
Era invierno y días atrás había llovido mucho
y pasado varios temporales. (Si queréis mar en calma tendréis que mirar fotos
de otras estaciones del año, ja,ja,ja)
Sergio, cuñado y compañero de pesca, y yo nos
miramos con cara de circunstancia… Ya lo sabíamos, pero siempre esperas que no
pase.
Nos daba igual, con el tiempo los peces
tenían que empezar a salir…
Aquella misma tarde, llenos de ganas e
ilusión, montamos los equipos para pescar, y a la playa.
Nos habían comentado que el cambio de marea,
de alta a baja, se convertía en buen momento, y sin dudarlo nos fuimos a lanzar
y lanzar como si no hubiera un mañana.
Os pongo un poco en situación:
Después de tanto tiempo imaginando aquella
situación, nos acercamos a la playa con todo listo… Visualizabas tu popper llegando al infinito, empiezas a
poppear y de repente… revienta la superficie al tiempo que empieza a sonar el
freno del carrete y nosotros entramos en un bucle de locura desatada.
Esto que tantas veces anhelamos hace que me
decida por empezar con un señuelo grande, el más grande de mi caja.
Mi tocayo decide usar un paseante y nos
metemos en faena, con el agua al pecho. Las olas pasaban por encima de mí y tenía
algo de viento en contra del lance… una jornada de pesca bastante incómoda.
Aún así el deseo de hacernos la primera foto
con un pez tropical era más fuerte que todo aquello.
Fueron pasando las horas, sin tener nada de
actividad, ni persecuciones, ni ataques… Fuimos cambiando los señuelos conforme
caía el sol, a ver si pescando en otras capas de agua o a distinta velocidad de
recogida conseguíamos notar algo de vida al otro lado de la línea.
Ya con el sol bastante bajo, Sergio
inauguraba el marcador con un pequeño
Jack al que consiguió engañar con un bucktail
naranja y blanco. Recogiendo muy rápido y lineal.
Varios lances después, se hacía con otro de
tamaño similar.
Mientras, yo seguía lanzando donde mis ojos
apenas veían el pasante, sin obtener resultado.
Me marché la primera tarde de pesca del
Caribe con un bolaco que no me lo
quitaba ni dios… El ánimo un poco bajo, pero con ganas de mucho, mucho más… ¡Esto
acababa de empezar!
Pensamos que sería buena idea ir al pueblo y
hablar con los pescadores de la zona, a
ver si alguno nos sacaba a pescar al día siguiente, porque hasta el momento
habíamos comprobado que la pesca desde orilla en esta época del año iba a estar
complicada en lo que al Caribe se refería…Después de varias vueltas por el pueblo,
hablar con unos y con otros, nos mandaron a preguntar por Bloti, un
costarricense de origen jamaicano, familia de pescadores. El conocía esas aguas
y las llevaba pescando más de 30 años.Él, encantado nos haría de guía a cambio de
la gasolina para su bote, como allí le llaman, y una propina.
Tras varias horas hablando con el sobre
anécdotas de pesca, más pesca, tullir
y tullir… bueno, ya sabéis lo que
sucede cuando tres pescadores se sientan en una mesa hablar de lo que más les
gusta.Bloti ya nos dijo que, tras las tormentas de
los últimos días, los peces andaban algo apáticos… pero que ¡PESCARIAMOS!
A la mañana siguiente teníamos que ir a
visitar el Parque Nacional de Cahuita y por la tarde dedicaríamos otro rato a
la pesca desde orilla.Preparamos todo lo necesario para salir en
bote a la mañana siguiente.
Aquella tarde, con señuelos y equipos más ligeros
sacamos algunos Jacks.Sergio, de nuevo, me dio bien para el pelo y
saco un precioso Jack, de un par de
kilos con un SP de Daiwa, color blanco.
El estado de la mar, la cosa no resultaba fácil. |
Primer Jack de Sergio |
Precioso Jack de cola amarilla que libró una batalla digna de un pez de mayor porte. |
Jurel o Jack de tamaño inferior, nos quedamos "flipaos" con la línea azul fuor, ¡Brutal! |
Preparamos los últimos detalles, ya que a la
mañana siguiente habíamos quedado a las cinco en el bar del pueblo.
Cargados de
ilusión y ganas de tullir, tullir y retullir las aguas caribeñas en nuestra última oportunidad. Perdimos bastantes peces, picadas, partidas
de bajo… bueno la suerte no estaba de nuestro lado y no era la fiesta del día
pez, tampoco. Aún así, los tres, con el buen ambiente, entre risas y anécdotas,
conseguimos hacernos con algunos Jacks big eye, Macarelas y Kingfish . Un poco más de color a las
fotos del viaje.
Sobre las doce concluíamos
la jornada, ya que era la hora de comer pero con la mente pensado en la
remontada del Pacífico.
El bote de Bloti |
Preparativos la tarde anterior. |
Aquí
dejamos el Caribe… ¡Nos vemos en el Pacífico!
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